Don Rafael Ulises Largo firma el Acta de Recepción de la Sede propia de la Biblioteca "Juan Soleri" el 17 de julio de 1974

Haga click sobre la imagen para ampliar

Discurso del Dr. Omar Largo


Bastante familiar nos resulta la expresión “Los hombres pasan, pero las Instituciones quedan, sentencia suficientemente cierta, para la generalidad de casos; así como también es cierto, que es de hombres que las Instituciones se nutren. Pero cuando los hombres vitalizan y se enraizan en las Instituciones, estos nunca pasan, y ellas nunca los marginan. Así en este orden de ideas, cuando nos referimos a la legislación laboral, nos viene a la mente el Dr. RAFAEL CALDERA; cuando nos referimos a la democracia venezolana, nos viene a la mente Don ROMULO BETANCOURT; cuando nos referimos al Plan de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, del cual fuí beneficiario, nos viene a la mente el Presidente CARLOS ANDRES PEREZ y así pudiéramos ustedes y yo continuar proporcionando ejemplos de obras y sus artífices, en las que ambos marchan en innegable armonía.

Esta BIBLIOTECA PUBLICA de Táriba, qué ha sido una auténtica casa de cultura popular muy “sui generis”, ha de seguir marchando de la mano y del recuerdo, de un hombre nacido en Capacho, un hombre sin formación universitaria y sin más bienes, que su modesta profesión de Telegrafista, su esposa e hijos, su inquieto espíritu insuflado por las vivencias que durante su existencia tuvo, y su autodidactismo; porque la vocación que RAFAEL ULISES LARGO PARADA exhibió aquí, para lo tal vez inico bueno de este pueblo, sus niños y jóvenes, lo hacen sólidamente capaz de institucionalizarse con esta obra, dejando así sus huellas bien plantadas. Justicia, es decir, que por estos días están cercanos los 75 años de la fecha aquella en que el Pbro. JUAN SOLERI, el Pbro. JOSE CAZZAZA y el cooperador OBDULIO DE CASTRO, llegaron acá, con la atrevida misión de encender la luz de la instrucción, para las gentes de estos alrededores, y cuajó tanto, que vinieron jóvenes de todo el Táchira y de otros estados, a cultivarse en las aulas de los herederos de Don BOSCO; pasaron 50 años de aquella fecha, y el Pbro. JUAN SOLERI, salido desde los muertos, en complicidad con un sencillo Telegrafista, prestó su nombre y evocación, para continuar su misión: Culturizar a este pueblo y continuar su proceso educativo. Hace 25 años, es menester seguir historiando un poco, 18 hombres de Táriba, como todos lo sabemos, se hicieron presentes en el CLUB TORBES de esta localidad, para oír y saber, por cual motivo RAFAEL ULISES LARGO, el telegrafista, los había convocado, estos 18 hombres fueron solamente parte de una extensa convocatoria de lo que el Sr. LARGO consideró sin lugar a dudas, lo más representativo de Táriba. . .. fueron pocos, solo 18 personas, pero como dijo MARTI, cuando muchos tienen el valor de pocos, siempre existirán pocos con el valor de muchos; y 18 fueron suficientes; cristalizó la idea y con ausentes a la reunión de estos fundadores, en muestra de amplitud se confeccionó, una Junta Directiva Pro—Biblioteca; aprovechando la euforia que del colectivo se formó, por los 50 años del arribo de aquel trío de salesianos, se tomó ventaja entonces del hecho coyuntural. La Municipalidad, en la persona del Presidente del Concejo Municipal para aquella época, apoyó la idea y comprometió una asignación para ayudar a sostener la futura Biblioteca Pública de Táriba. Don ARTURO COLMENARES, no tuvo reservas para facilitar gratuitamente un local de su propiedad, para que funcionara por primera vez, la BIBLIOTECA PUBLICA DE TARIBA, la cual se inauguró, el 25 de marzo de 1.965. Para ellos mi público reconocimiento y mi gratitud de habitante de Táriba. La Institución arrancó, que era lo importante, unos abandonaron el apoyo al proyecto, y otros a su vez, fueron ganados por el Presidente—Fundador para ocupar sus lugares. La mayoría de las veces lo dejaron solo, como hacen las mayorías con las obras que no son lucrativas, o que no son útiles para el ejercicio de la vanidad y del pantallerismo; RAFAEL ULISES LARGO, no tuvo otra salida que ejercer su cargo de Presidente de la Biblioteca durante
15 interesantes años, unas veces con máxima elasticidad democrática, y otras veces, con obligado espíritu dominador, pero siempre fue cabeza visible y cuerpo andante de este centro de pensamiento liberal que crecía en un conglomerado encerrado entre 4 calles antidialécticas; fue tanta la fusión RAFAEL ULISES LARGO PARADA-BIBLIOTECA JUAN SOLERI, que las gentes mas sencillas, viendo la entrega y sabedoras de las luchas de ese ser, llamó con ingenuidad, en algunas oportunidades a esta Institución ‘LA BIBLIOTECA del Sr. LARGO’. En las primeras líneas de esta lectura afirmé que esta era una Institución muy ‘SUI GENERIS”; y esta afirmación se fundamenta en que ha soportado ya 25 años de ingratitud de parte de miles de personas que se han beneficiado de sus servicios, olvidando la utilidad que en alguna oportunidad obtuvieron aquí. En que no se limitó en ser esta biblioteca un simple depósito de libros, que comprendieron sus regentes, que debían ir más allá, por ello, en sus primeros quinquenios, esta Biblioteca, ofreció conferencias con calificados exponentes de la talla entre otros, de JUAN TOVAR GUEDEZ, PEDRO VIZCAYA AZUAJE, NERIO LEAL CHÁCON, PEDRO PABLO PAREDES, WALTER MARQUEZ RONDON, JOSE VALLS PEREZ, TEMISTOCLES SALAZAR, TEODOMIRO CHAPARRO. Se presentaron colectivas pictóricas de los alumnos del Colegio de LA SALLE, del Liceo LUIS LOPEZ MENDEZ, de los niños de la GUACARA, del Maestro YEPEZ ARTEAGA y su hijo NELSON, surcaron el aire los rítmicos acordes del órgano del Prof. VICTOR TORRE LOVERA, de la Orquesta Típica del Táchira, de la banda experimental RIOS REINA de Colón, de la Banda de Conciertos del Estado, de la estudiantina Torbes, la Unidad Polifónica de la Coral Falcón; escuchamos la voz y la cosecha poética de PEDRO PABLO PAREDES, EMIRO DUQUE SANCHEZ, GERMAN PEREZ CHIRIBOGA, ELIO JEREZ VALERO, CARLOS MOROS PUENTES, MARIA LUISA ALONZO, del gran exponente de la poesía negra EUDES ASPRILLA, y de nuestra ISABELINA JAIMES DE PAMIREZ.
Vimos con entusiasta asombro, la muy artística exposición “DESNUDOS” de ese fenómeno de la plástica llamado LEONEL DURAN; nos deleitó el espíritu, las presentaciones de las DANZAS TACHIRA, el PETIT BALLET de San Cristóbal y las danzas del IUT, Táchira.— Se masificó pioneramente, los cursos de recuperación de materias, para estudiantes de educación media, adelantándosele a los partidos políticos y diferenciándose de estos por carecer de la baratija proselitista. Del seno de esta biblioteca nacieron dos peñas literarias, la una llamada ITALO AYESTARAN, y la otra, VICENTE ELIAS MONCADA, y supimos de este último por un poema, que nos reveló la exquisita poetisa y gran educadora ISABELINA JÁIMES DE RÁMIREZ, titulado “LA PARABOLA DE LA FUENTE. Se celebraron y auspiciaron competencias deportivas. Se agiganta tanto entonces que era una auténtica casa de cultura. Las fechas patrias, navideñas, el día de la madre, y la fecha aniversaria, eran buenos motivos para el desarrollo de una jornada cultural en bien de Táriba, se tenía claro el concepto egipcio de las bibliotecas, allá las llamaban “EL TESORO DE LOS REMEDIOS DEL ALMA, en efecto, curábanse en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás. Se tenía claro que la cultura es la formación y el carácter ya definido de los pueblos, y en Táriba, RAFAEL ULISES LARGO y aquellos que para cada oportunidad le acompañaban, se empeñaron en moldear toda la materia prima que aquí existía, no soy sabedor en que quantum lo lograron, pero que la oportunidad se brindó, eso nadie lo podrá negar; y puede ser cierto lo que me comentó por estos días un amigo, que la Biblioteca es el vientre de la casa de la cultura, de la Sociedad Bolivariana y de los grupos de servicios y discusión que casi ignorados han existido en esta localidad. Hoy día, esta Institución está afianzada, y consolidada, tiene otra orientación, porque no tiene la autonomía de sus primeros años, está más tecnificada, más adecuada a los planes y proyectos que ha trazado el estado venezolano, tiene el apoyo obligado por ley, pero entusiasta, del. Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de la Red de Bibliotecas, todos sus funcionarios son competentes, idóneos y formados para ello ... y La Institución aquí, derrumbando los pronósticos de los más optimistas, respecto a los proyectos y realizaciones surgidas en esta comunidad, mientras algunas se reducen y perecen, la biblioteca se robustece y sirve al pueblo, sin que pueda levantarse la vocinglería de nuestros politrastos y aprendices de ellos. Hoy en acto sencillo, que encuadra perfectamente con su personalidad, se develará un retrato del hombre que con empecinada terquedad, dio lo mejor de él, para que esto donde hoy estamos, fuese y sea una realidad, es un retrato que mi madre y nosotros sus hijos, obsequiamos a requerimiento de los regentes de esta biblioteca, lo hacemos con mucho cariño y con sentida emoción, lamentamos, al menos nosotros por ser sus deudos, que no esté entre nosotros hoy, puesto que un 25 como hoy, 5 meses atrás, emprendió viaje hacia la eternidad; pero tengo la emocionada certeza que su espíritu está hoy aquí, que dará su vueltecita de vez en cuando, para ver como marcha su menor hija y gran preocupación; para ver en que puede seguir ayudando, para que aquellos que aquí laboran no desmayen; para que tengan la fortaleza que él, en circunstancias más adversas tuvo. De él, y de su paso por esta Biblioteca, escribió póstumamente su amigo el Dr. ANTONIO J. TACHELLI ANDRADE: “Ese centro de cultura era su templo, y él como humilde Hieródulo guardaba el servicio del culto de la Diosa MINERVA; allí obtuvo efímeros agradecimientos y aplausos, sin recibir prebendas ni exigirlas tampoco, Don RAFAEL murió y vivió como ANTISTENE, símbolo vivo de la pobreza y de la honestidad, virtudes estas no codiciables por los avaros e impúdicos”. Quiero finalmente testimoniar la gratitud de mi familia para todos los que a lo largo de estos 25 años han luchado por esta obra, hoy presentes, hoy ausentes físicamente hablando, distanciados afectivamente de la biblioteca, porque esta obra le es propia y es del pueblo en general, porque en ellos encuadrará, aquella sentencia del laureado autor de Doña BARBARA, “Tanto más se pertenece uno así mismo, tanto más tenga su pensamiento, su voluntad, su vida toda puesta al servicio de un ideal colectivo”

Señoras y Señores

In Memoriam, por A. J. Tacchelli Andrade

Ha muerto un grande hombre, autodidacta, ciudadano de recia verticalidad, adornado con el manto intocable de la probidad, cordial y caritativo, artífice de un honorable hogar dentro de los cánones de su religión cristiana, preocupado hasta el cuantum por la cultura de esta región andina, próvida de semilleros de hombres cultos en las diversas ramas difusas del conocimiento, de las ciencias. Hora inesperada, triste .y dolorosa el repicar el teléfono a las 5 de la tarde y oír la voz entrecortada y llorosa de la profesora María Consuelo, informándome que su progenitor acababa de exhalar sus últimos suspiros vitales. Me quedé inmóvil como la Esfinge, y mis ojos se nublaron de lágrimas como el atardecer plomizo y lluvioso del Ávila. Mi coetáneo Don Rafael Ulises Largo Parada, fuimos amigos entrañables, ambos jóvenes, alegres y soñadores, desde mi llegada por primera vez a esta bella y hermosa dudad de la cordialidad, hoy, ha tiempo, casi 40 años, cuando imberbe salí de mi lar natal, Trujillo, instalando mi carpa al compás del rumor de sus aguas cristalinas, frescas y ondulantes, y admirando con inquietud lírica las bellezas y hermosas colinas circundadas por los iricentes celajes del Alba, y trémulo de inspiración oteando sus atardeceres de gualda y oro, hundiéndose en la lejanía del horizonte. Qué sensitivas maravillas colmó mi espíritu sediento de líricas emociones.

Aquí, Rafael Ulises extendió sus manos cordiales hacia mi y yo fui hacia él, como un hermano espiritual, y fraternizamos elevando el cáliz sacrosanto de la Amistad, como aquellos jóvenes griegos que acudían a oír las pláticas socráticas de los valores intrínsecos, inmanentes en los seres racionales y creó las normas Éticas, que nutren el espíritu de los hombres savia purísima de la virtud, del bien y la comprensión de lo humano y divino.

Las leyes de la naturaleza mutables e inmutables cumplen sus designios, y cada ser y las cosas tienen su término contrario: día-noche, alegría-tristeza, vida-muerte, pero la muerte no es la caverna de espesas obscuridades, ni el Silencio aterra a la Soledad, ni el Espíritu lo destruye la Muerte sino que ese efluvio se reincorpora al gran receptáculo del Divino y Eterno Creador de la Naturaleza.

Don Rafael Ulises fue el promotor y secundado por hombres de gran temple de progreso social-cultural, crearon el Acta Constitutiva de la Biblioteca de Táriba, donde estudiantes de bachillerato afianzaban más sus conocimientos por las explicaciones didácticas de los profesores de sus respectivas materias, además charlas y conferencias de Literatura, Semántica, Principios de Sociología e Historia de la Filosofía. Ese Centro de Cultura era su Templo, y él como humilde Hieródulo guardaba el servicio del culto de la Diosa Minerva; allí obtuvo efímeros agradecimientos y aplausos, sin obtener prebendas ni exigirlas tampoco, Don Rafael murió y vivió como Antístene, símbolo vivo de la pobreza y de la honestidad, virtudes estas no codiciables por los avaros e impúdicos.

Hoy, sus deudos lloran lágrimas de dolor sobre el lapídeo que cubre los restos de m i amigo; y yo vengo de la Sultana del Ávila, en estas hora de consternación moral y de profundo pesar, a reiterar mi fraterna amistad ante los despojos mortales de Rafael Ulises. Sereno, pensativo y silencioso, digo: ¿Por qué buscáis entre los muertos aquel que vive? (El Evangelio). Aún más recuerdo el versículo de Paulo de Tarso: Son los muertos vivos que entierran a sus muertos. Terrible apóstrofe que conmueve ateos y materialistas.

Tomado de Diario de La nación, 29 de Mayo de 1989

Segunda Sede de la Biblioteca


La Biblioteca Juan Soleri inició sus actividades en local cedido de manera gratuita por Don Arturo Colmenares en la Carrera 5 entre calles 3 y 4 de Táriba. La segunda sede se encontraba en la carrera 4 entre calles 2 y 3, frente a la Plaza Bolívar y la Basílica de Nuestra Señora de la Consolación